viernes, 4 de julio de 2014

La depresión asociada a un accidente cerebrovascular

Casi un tercio de las personas (IC95%: 29% a 36%) que tienen un accidente cerebrovascular en Estados Unidos desarrollan posteriormente depresión mayor, mientras que en la población general la prevalencia de la depresión es de poco menos del 7%. 
Las personas menores de 65 años, las mujeres y las personas con un historial psicopatológico previo de depresión son las que tienen un mayor riesgo de sufrir depresión tras sufrir un accidente cerebrovascular. 
Si no se controla, la depresión hace que sea más difícil para los pacientes hacer frente a los desafios que supone la rehabilitación o para mantenerse en contacto con sus seres queridos. Además una persona que experimenta depresión tiene tres veces más probabilidades de morir en los diez años siguientes sufrir el accidente cerebrovascular, en comparación con un paciente que experimenta el mismo suceso pero que no tiene depresión.
La asociación entre sufrir un accidente cerebrovascular como un ictus, y la posterior aparición de depresión, se conoce de antiguo. Algunos autores proponen instauran programas de prevención de la depresión en personas que han sufrido ictus, como una forma de mejorar su calidad y esperanza de vida. 
Colabora:
Centro de Psicología AARON BECK

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